
“La amenaza es el arma del amenazado.“
(Leonardo Da Vinci)
¿Qué impacto tendría la aplicación de aranceles?
Situación actual
Desde el inicio de 2025, el presidente Donald Trump ha advertido más de una vez la aplicación de gravámenes aduaneros, incluso para los socios (México y Canadá) que forman parte del acuerdo de libre comercio plasmado en el T-MEC. En la práctica, su ejecución se ha aplazado, o negociado, o respondido con advertencias y corte de suministros, o por supuesto con gravámenes recíprocos.
No obstante, observamos la inquietud y las distintas reacciones que transmiten los medios por parte de líderes nacionales, de grupos empresariales y de diversas voces que están creando un ambiente de incertidumbre incluso entre sectores empresariales y poblacionales en México que, en el más estricto sentido, desconocen si realmente les afectaría y de qué manera la aplicación de estos aranceles.
La variable que más preocupa
De manera general, a la población le preocupa un aumento de la inflación. La pregunta es, ¿a qué clasificación de inflación recelan? Existe la Inflación al productor, por ejemplo, y esta se mide individual y específicamente para diversos sectores; o también el deflactor implícito del PIB, entre otros. Pero la más reconocida y utilizada es el INPC, que por sus siglas es el Índice Nacional de Precios al Consumidor y del cual existen dos variantes: a) subyacente: y b) no subyacente.
La inflación subyacente es útil para analizar la tendencia del indicador, e incluye productos y servicios cuyo precio no es tan volátil, como las colegiaturas, el precio de las viviendas, el transporte, las comunicaciones, entre otros. Por su parte, la inflación no subyacente nos permite medir la variación de precios más volátiles en el corto plazo, e incluye productos como las frutas, verduras, carnes y los combustibles.
En este sentido, un impacto a la inflación no subyacente en México estaría por analizarse a partir del 2 de abril cuando venza el plazo para aplicar aranceles del 25 por ciento a los sectores citados dentro del T-MEC y que incluye, entre otros, a productos del sector agrícola, y sólo si el Gobierno de México responde con un arancel recíproco. Esto impactaría directamente a los costos de los importadores dentro de territorio mexicano, y por lo tanto podría impactar indirectamente a los precios finales al consumidor.
El grado de aumento a los precios finales podría tener efecto para los productos elaborados en los sectores que forman parte del Tratado y que principalmente son los de Equipo de Transporte; Agricultura y agroindustriales; Comercio digital; Propiedad intelectual, mismo que tiene incidencia en el sector Farmacéutico; Energía; y Servicios Financieros. Este fenómeno, a su vez, tendrá incidencia en las decisiones de compra de los consumidores finales e intermedios; en el destino de las Inversiones y a largo plazo en la configuración de la producción y la demanda internas.
En adición, debemos considerar que los aranceles los pagan las empresas que reciben productos del exterior. Es decir, si Estados Unidos fija un arancel del 25 por ciento a los productos mexicanos que entran a su país, serán las empresas importadoras estadounidenses las que deberán pagar ese gravamen al recibir el producto del extranjero; y dichas empresas decidirán si transmiten ese nuevo costo y a qué grado al precio final de las mercancías para su mercado interno.
¿Qué ocurriría si se aplican los aranceles?
Esto aún queda como interrogante, porque el desempeño político del mandatario estadounidense se antoja más como medida de presión antes que el establecimiento de políticas para tratar de mejorar las condiciones económicas en el mediano plazo de empresas y ciudadanos estadounidenses dentro de su territorio. Si el aumento de los gravámenes trasciende, en teoría para los Estados Unidos en el mediano y largo plazo debería impulsar la protección del mercado interno, la competitividad de las empresas estadounidenses, y nivelaría el déficit comercial y presupuestal del Estado.
No obstante, la realidad es que las cadenas de suministro, las logísticas de producción y el comercio internacional son tan intrínsecos actualmente, que un modelo de independencia comercial bajo el panorama económico contemporáneo representaría una tarea profundamente compleja y quizá con pocos resultados positivos.
¿Qué podemos esperar en el corto plazo?
Como ya se citó, la respuesta depende del sector productivo o la actividad económica que el interrogante tenga. De manera general: 1) los métodos de comunicación y opinión de los medios tradicionales seguirán creando incertidumbre en la población, lo que podría impactar negativamente en la Confianza del consumidor y del Emprendedor, y en consecuencia en el Consumo interno; 2) el límite y la respuesta que los países advertidos pongan al presidente de Estados Unidos seguirá interactuando de manera dinámica; 3) el impacto en los indicadores económicos clave tendrá un tiempo de respuesta oportuno y que podrá identificarse de manera específica cuando las aplicaciones elegidas efectivamente se pongan en marcha.
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